Front I, II y III

Front I, II y III
barbaromiyares  Por Bárbaro Miyares

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A veces declinamos contrastar las cosas que la mirada valorativa de otros sectores culturales y sociales nos exige que tengamos en cuenta, e incluso, que llevemos a los foros de discusión. Entre éstas quizá sea el estado crítico del panorama plástico valenciano una de las más importantes. En este sentido, los comisarios, Álvaro de los Ángeles y Ricardo Forriols, han llevado a cabo el proyecto Front que, encajado en la celebración del vigésimo aniversario de la galería Edgar Neville, no sólo les sirve como estrategia argumental para la problematización del ambiente que nos rodea, sino también como ejercicio de señalización y plataforma de lanzamiento (ore-lanzamiento) de un grupo de artistas cuyas propuestas, al margen de las analogías estéticas, discursivas o políticas, deben –según los organizadores- empezar a ser centro de atención de los nuevos debates sobre el estado de las prácticas artísticas en Valencia.

En un territorio denominado por los comisarios como “el contexto” (la combinación de los dos espacios expositivos), ha tenido lugar Front. Pensada como una especie de recuperación del talante de las iniciativas que hace veinte años el mismo espacio acogió, la primera de las tres partes en las que ha estado estructurada la exposición (Galería Edgar Neville, del 17/X al 20/XI) reunió, por un lado, obras de Sergio Barrera, Oliver Johnson, Nico Munera, Juan Olivares o María Cremades, cuya reflexión versaba sobre los problemas concernientes a la naturaleza de la pintura y la idea de lo pintando y que, en cierto modo, entroncaban con las problemáticas planteadas entonces (dotar a de frescor a la pintura) en exposiciones como Recién Pintado y por otro, obras de Carlos Domingo, Juan Canales, y Deva Sand (intervención y objetos), algo más abiertas y tendentes a conciliar pintura, ambiente y escultura, estableciendo así un paralelismo con la dinámica de la práctica escultórica de los años ochenta en esta comunidad.

La segunda entrega (Aula de Cultura CAM, del 25/XI al 30/XII) ha querido desarrollar un diálogo entre lenguajes y disciplinas diversas con el fin de trazar un lugar común entre las imágenes, el tiempo y el movimiento. Para ello, se han escogido obras de María Ortega (intervención pensada para la sala de documentación), Francisco Sanmartín (instalación audiovisual, producto de sus investigaciones en torno a la posibilidad expresiva del ruido y el error en la imagen videográfica), Chema López (pinturas pintadas en blanco y negro, cuya calidad y temperatura nos recuerda a las calidades cinematográficas), Joël Mestre (objeto-escultura, combinación de osamentas y materiales de los procesos escultóricos) y Bleda y Rosa (fotografías referidas a la memoria de entornos y culturas ancestrales). Todo un conjunto que, por su naturaleza diversa, ha servido para configurar un espacio de diálogo, co algún que otro altibajo significativo.

Esto no ha sucedido en la tercera parte de esta trilogía expositiva (de nuevo Galería Edgar Neville, del 20/XI al 30/XII), en la que lo definitorio, el relato estable y, si se quiere, lo conveniente, es lo que caracteriza y unifica todo el conjunto de obras; como la instalación de Pilar Beltrán (y sus cuestionamientos sobre los sistemas de vigilancia y el control públicos), la de Pedro Ortuño (presentación de la experiencia de varios cineastas comprometidos con causas sociales, personales y políticas), las de Mira Bernabeu (una puesta en duda de la veracidad de la información de determinados hechos), las de JMGI (fotografías extraídas de fotogramas de sus vídeos), y las de Moisés Mañas (realizadas para internet, a partir de la reelaboración y aprovechamiento de los vínculos rotos y datos basura encontrados en la red). Discursos todo ellos diferentes pero que, gracias al modo en que ha sido activados, conviven.



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